Bajando por la Castellana desde Cuzco hasta la rotonda que hace esquina con mi casa hay unas tiendas maravillosas. En sus escaparates se venden flores, libros, Volvos, mapas antiguos y hasta muebles para el baño.
Muebles para el baño donde, cada mañana, nos abrazamos.
Tus abrazos, que se confunden con mis sueños dormidos en tus brazos, que me alegran como tu risa, que me acarician como tus labios y que me hacen feliz, como nunca hubiera imaginado.
Bajando por la Castellana desde Cuzco pienso en cosas que no se pueden comprar en las tiendas, son las cosas que tú me has dado.
/2010/