Hay aire, y una sombra que se aleja.
Hace frío, y los grilletes de los pies no me dejan.
Me pesa el cerebro, se cae hacia delante mi cabeza.
Mis ojos solo ven el suelo, y mis pies,
que no me dejan.
¡Aire, deja de soplar ya con tu humo gris
y llévate de aquí esta absurda tristeza!
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