Lo brillos y diamantes
se convirtieron en puñales de indiferencia
y la espalda en la única respuesta
a una necesidad evidente, percibida por todos.
Lo que ayer fue la envidia de los presentes
hoy es un misterio sin resolver en la crónica rosa
de la ciudad.
Puedes quedarte con lo que quieras,
pero a mi no me vengas con necedad.
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